Los primeros indicios de que en O Grove se procedía a la conservación de los alimentos mediante algún tipo de procedimiento de preservación se remontan a época romana. Así lo atestiguan los restos de dos pías de salazón encontrados en el yacimiento arqueológico Adro Vello.
Las salazones y las técnicas fueron evolucionando a lo largo del tiempo hasta que a finales del siglo XVIII la llegada de los fomentadores catalanes revolucionó los mecanismos empleados. La mayor tecnificación tanto en fábricas como en métodos de pesca dio paso a una expansión de las salazones por toda la costa de las Rías Baixas. O Grove es un buen ejemplo de ello. En esta pequeña península llegaron a construirse al menos 25 salazones. Una buena ejemplificación de aquella industria la encontramos en las Salgadeiras de Moreiras, espacio museístico centrado en la divulgación de la vida y trabajos de los pescadores gallegos y ubicado en Punta Moreiras.
Posteriormente, los mecanismos fueron evolucionando hasta crearse en 1879 la primera conservera industrializada de Galicia, ubicada en la Illa de Arousa. Hoy en día la industria conservera representa un papel fundamental en el desarrollo de municipios costeros como el de O Grove.
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